A finales de 2009 el gobierno chino aprobó la construcción de un enorme puente que uniría por carretera la provincia china de Canton con los territorios de Hong Kong y Macao, un proyecto que Pekín buscaba desde hace un cuarto de siglo para unir la ex colonia británica con la China Popular y cuyo presupuesto ascendió a 10.600 millones de dólares.
La construcción del puente comenzó en 2009 y estaba prevista su finalización en 2016, momento en que se convertiría en el puente marítimo más largo del mundo, con una longitud final de casi 50 km., 35 km. sobre el mar.
Pero parece que será más tarde de 2016 cuando se pueda ver terminado, porque una jubilada ha logrado ella sola paralizar los trabajos de construcción que iban a toda máquina.
Parece imposible que, en un país como China, la perla de las infraestructuras del Gobierno haya sido detenida por una simple mujer que lo único que hizo fue buscar un resquicio legal en el Informe de Evaluación Ambiental del proyecto.
Pero así ha ocurrido.
Zhu Qihua, de 66 años, ha sido la persona
que se
ha dado cuenta que en el proyecto del puente no se evaluó el impacto en la capa de ozono del dióxido de azufre ni de las partículas en suspensión de su construcción, lo que no era ni razonable y, lo más importante, tampoco legal.
Ahora el Tribunal Superior de Justicia de Hong-Kong ha confirmado que el Informe de Evaluación Ambiental no es válido y que se paralizan las obras mientras la Administración de Protección Ambiental consulta asesoramiento legal para buscar una posible solución.
El punto de inicio del puente se encuentra en la isla hongkonesa de Lantau, cerca del aeropuerto. Se están construyendo también tres islas artificiales como bases para los tramos del puente, mientras que en la sección central, debido a la ruta de navegación comercial que pasa por esa región, el puente se convertirá en un túnel.
El extremo occidental del puente finaliza en dos ramales, uno hacia el norte a Zhuhai y el otro a Macao, al sur. Cuando esté finalizado tendrá una longitud de casi 50 km, podría ser utilizado durante 120 años, resitir terremotos de 8 grados y ya ha sido catalogado como una de las construcciones más difíciles de ejecutar de todos los tiempos.
Zhu Qihua, la demandante, vivía en Dongyongfu Dongshi (Hong Kong) y el puente iba a a pasar frente a sus narices. Zhu Qihua tiene diabetes y una enfermedad cardíaca y le dio por preguntarse cómo afectaría la construcción del puente a su salud.
Así que tras encontrar el extraño vacío en el informe ambiental ordenó una revisión judicial de los informes de evaluación ambiental ante el Tribunal Superior. Ahora el tribunal le ha dado la razón, mientras los ingenieros del puente alertan que este retraso les puede costar, ya de momento, un 5% más en el presupuesto final de la obra, lo que son aproximadamente unos 500 millones de dólares.
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